Cuando la realidad a la que se estaba acostumbrado, de golpe parece tambalearse y ya nada es igual; cuando el contacto cariñoso con los chicos y la siempre necesaria comunicación con los padres deben transformarse en encuentros virtuales; cuando todo lo planificado debe reconvertirse; cuando deben vencerse los obstáculos, la incertidumbre, el miedo… es allí donde se descubre que la VOCACIÓN y el AMOR por los alumnos pueden derribar las barreras y generar las fuerzas necesarias para seguir poniendo el cuerpo a las circunstancias, por adversas que éstas sean.
Gracias, queridos docentes, por todo el esfuerzo realizado. Gracias por la buena voluntad y la entrega. Gracias por el profesionalismo puesto al servicio del crecimiento de los alumnos.
Que Dios los bendiga y premie sus esfuerzos: ¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO!